20 de enero de 2011

La calidad del aire

Si me quedara ciega de repente, aun podría saber, por la cualidad de las voces que vienen de vez en cuando de la calle, qué día hace. A veces esas voces llegan entre humedad baja, llovizna tan fina que no se ve, partículas que se sostienen en el aire. Otras veces resuenan mates, como cuando las nubes, densas, están en lo alto y no amenazan lluvia. De vez en cuando sé que ha salido el sol, porque una frase como «¿A dónde vas?» es de pronto sonora como un triángulo. Y hay días gloriosos, de suave brisa y cielo azul, en que, mientras unas pocas nubes se persiguen en lo alto, las voces vibran y bailan por mi calle.
En días así, aún sin ver, saldría a la calle. Subiría tocando la pared de mi derecha hasta el parque y allí me tumbaría en el prado, bajo un árbol. Sabría donde hay un árbol aislado por el susurro de las hojas y porque bajo él estaría aún más fresco. Me descalzaría y dejaría que la hierba acariciara mis pies y mis manos y el viento enfriaría mis mejillas, que quizá estarían calientes de la subida. A lo lejos, oiría las voces de los niños en los columpios y el mar de fondo de los motores. Imaginaría, ante mí, la ciudad y, tras ella, el océano y el cielo. Del otro lado, las grandes chimeneas de las fábricas lejanas y, más lejos aún, las montañas que, quizá, mostrarían sus cumbres todavia nevadas. Si no pudiera ver, todo eso seguiría ahí.

19 de enero de 2011

El soldadito de plomo

El soldadito de plomo aún siente la pierna que le falta.
También cree que la bailarina sigue viva.

No sabe que hace mucho un niño pelirrojo la derritió en la chimenea.
Conoció el dolor.

El soldadito la imagina girando sobre sí misma, con los brazos extendidos, y sonríe.

La música de la caja de la bailarina era suave como lluvia en cristal.

Lleva ciento cincuenta años encallado en un risco invertido.
Aún recuerda cuando cayó, despacio como en un sueño.

Nada se mueve ahí abajo, en la fosa abisal.
Solo muy raramente se acercan seres luminosos como farolillos.

Al ver la luz piensa que podría llorar de belleza si el mar no hubiera devorado casi todo su rostro.

No tiene ojos, pero ve la luz.
Es paciente. Espera despertar.

(Los tuits del soldadito)

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