19 de enero de 2011

El soldadito de plomo

El soldadito de plomo aún siente la pierna que le falta.
También cree que la bailarina sigue viva.

No sabe que hace mucho un niño pelirrojo la derritió en la chimenea.
Conoció el dolor.

El soldadito la imagina girando sobre sí misma, con los brazos extendidos, y sonríe.

La música de la caja de la bailarina era suave como lluvia en cristal.

Lleva ciento cincuenta años encallado en un risco invertido.
Aún recuerda cuando cayó, despacio como en un sueño.

Nada se mueve ahí abajo, en la fosa abisal.
Solo muy raramente se acercan seres luminosos como farolillos.

Al ver la luz piensa que podría llorar de belleza si el mar no hubiera devorado casi todo su rostro.

No tiene ojos, pero ve la luz.
Es paciente. Espera despertar.

(Los tuits del soldadito)

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