16 de septiembre de 2014

Monstruos

- En primer lugar el sistema de seguridad de la casa hace imposible que ninguna forma de vida, o nada que se mueva, esté aquí si yo no he metido el código genético como elemento amigo. Las alarmas de dispararían, por los sensores que hay en las paredes, techo, y suelo, y despertarían a todo el vecindario.
- Pero no se ven...
- Claro. Están camuflados, es alta tecnología. ¿Quieres que los malos los vean para advertirles de que hay la alarma?
- Ah, claro. ¿Y los sensores detectan también los monstruos transparentes? ¿Las sombras?
- Todo lo que se mueva, esté o no vivo.
- Pero ¿detectan también lo que está en mi imaginación?
- No, pero sabes que lo que está en tu imaginación tienes que controlarlo tú.
- Pero no puedo.
- La única forma de luchar contra el miedo, que son los monstruos, es no mirarlos. Si los miras, crecen. Si no los miras, se van haciendo cada vez más pequeños hasta que desaparecen.
- Pero ellos están ahí y no puedo no verlos.
- La única forma de no mirarlos no es repitiéndose "no tengo que mirarlos", sino mirando otra cosa. Si ves un monstruo, tienes que pensar en algo bueno y divertido como la casa de Doraemon y Novita, que se va haciendo más y más pequeña.
- Sí, ¡qué gracioso fue eso!
- Claro. Tienes que pensar en cosas graciosas para debilitar a los monstruos. No te ocurre a ti solo. En realidad todo el mundo tiene miedo y ve monstruos, ¿sabes?
- ¿Ah, sí?
- Sí. Los mayores también.
- ¿Y también están en su imaginación?
- Sí.
- ¿Y saben luchar contra el miedo?
- Bueno, unos mejor y otros peor. Tienes que dejar que el miedo pase a través tuyo. Te tengo que enseñar el poema del miedo. El miedo mata el alma.
- Aunque quiera, no puedo. Yo no pienso los monstruos. Se piensan solos. Ellos vienen a mi imaginación cuando quieren y no puedo echarlos ni me dejan pensar en otra cosa. No me gusta la imaginación. No quiero la imaginación.
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