23 de septiembre de 2017

Claritas est quidditas

Las tres condiciones de la belleza

Integridad, armonía y resplandor son las tres condiciones de la belleza. (...)   Pasemos a la tercera cualidad. Durante mucho tiempo no entendí lo que quería decir santo Tomás, pero ya he logrado desentrañar la metáfora que utiliza (es muy infrecuente que recurra al lenguaje figurado). Claritas est quidditas. (...) Este momento lo denomino epifanía. Primero percibimos el objeto como una cosa íntegra; luego como una estructura compleja y organizada: como una cosa, en rigor. Finalmente, una vez comprobada la perfecta articulación de sus partes, lo reconocemos como esa cosa; su alma, su esencia se nos revela de pronto, más allá de su apariencia. El alma del objeto más común resplandeceante nosotros. El objeto alcanza entonces su epifanía. (Joyce, SH, pp. 212-213).

Comentario:

Porque la cosa se embellece cuando la amamos y amarla es atenderla. No toda cosa, sólo la bella. Algo que, por más atención que le dediquemos, no resplandece, es feo.
Feo es lo que, por más atención que le dediquemos, no resplandece. Bello es lo contrario. Y el mundo está lleno de belleza. Hay que saber verla. Se puede entrenar.
Hay quien ve belleza por todas partes y quien sencillamente no ve belleza alguna en el mundo.

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