Corro tras mis pensamientos. Mariposeo de mantra en mantra como en un puesto de bragas del mercado. Me fotografío con una máscara africana, emplumada, enorme.
dedicada a enumerar la sucesión
contable de objetos del mundo
se agosta mi alma
hay más
de lo que aplastado yace
Oh, mis pensamientos.
Los llamaré con voz encauzada en mármol. Los recogeré como recoge un samurai su temblor.
Amaré mi rutina como una tejedora sus muchas patas.
Buscaré la poca belleza. Piedras de grano violento que por dentro sean piedra, piedra más profunda.
Un hombre abrió la boca negra para ingerir la muerte como Cronos a su hijo. El ojo de pronto anciano brillaba de aceleración. De vértigo.