25 de agosto de 2018

i.

Imaginé hace poco un sufrimiento nuevo.
Un sufrimiento distinto a todo, caído
de la boca de un dios desatento,
sembrado en tierra abierta. Florecía
como una telaraña de tiempo. 

Temblaba.

Vuelcos del corazón.

ii.

Láminas de sombra
se deshacen sobre los prados
comidos por el sol. Se deslizan.

Se vacía el corazón.

Oscuridad derramada
ojos crecientes de una noche que pruebo
desde la orilla con un pie.

Tomo aire negro a bocanadas
y el sudor de la piel se vuelve agua.
Buceo en la oscuridad. Noche que penetro.

Se detienen las palpitaciones.
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