25 de julio de 2024

Santana

Cuando era joven, este día era el inicio del Gran Goce. El día de Santiago, día que precedía a la noche y al día de Santana. Nos fundíamos en la masa y olvidábamos, si alguna vez brevemente la habíamos conocido, la conciencia. Era una disipación del ser que se unía al gran ser de la multitud entregada a la multitud, culebra de mil cabezas. Al amanecer saltábamos juntos entre guirnaldas y nos arrojaban agua desde lo alto, y girábamos, girábamos, girábamos con los ojos en blanco. Rito cumplido, celebración, pueblo. Mi pueblo.

Me pregunto qué sentiría ahora. Probablemente lo mismo, si apareciera allí en medio. Siempre seré una bacante de corazón.

Sin embargo, llegar hasta allí y salir de allí, qué arduo. Ir, quedar, empezar, alcanzar el estado adecuado, regresar, la resaca, el tumulto tras los párpados, en los oídos. El miedo, el rechazo, los recuerdos dolorosos, las asociaciones tristes. ¿Por qué es triste el recuerdo de la felicidad?

La atención está aquí, en el silencio y en los pulsos Theta estos en que me hundo placenteramente.

Afuera, cláxones.

Dentro, yo que débilmente me llamo, con vocecita. Ven, vuelve. Ven, ven que te monte caballito mío…

10 de junio de 2024

Considering the Snail. Thom Gunn

El gusto de @moreauax por los caracoles me lleva a recuperar esta mi libre traducción de un poema de Thom Gunn que conocí a través de Edilberto González Trejos, en su gran blog Internatural



Considering the snail, Thom Gunn


A través de una noche verde
empuja el caracol: la hierba
está cuajada de agua y a su paso
se cierra sobre la brillante senda que traza,
ahí donde la lluvia ha oscurecido
lo oscuro de la tierra. Se desplaza
por una selva de deseo,

apenas agitándose en la caza
sus cuernos blanquecinos. Y no sabría
decir qué fuerza empuja su propósito,
su no saber. ¿Qué es la furia
en un caracol? Yo solo sé
que si más tarde

abriera yo las hojas sobre el túnel
y viera el fino rastro blanco roto
a lo largo del suelo, nunca habría
imaginado esa pasión lentísima,
la resolución de ese avanzar. 





Original:

The snail pushes through a green
night, for the grass is heavy
with water and meets over
the bright path he makes, where rain
has darkened the earth's dark. He
moves in a wood of desire,

pale antlers barely stirring
as he hunts. I cannot tell
what power is at work, drenched there
with purpose, knowing nothing.
What is a snail's fury? All
I think is that if late

I parted the blades above
the tunnel and saw the thin
trail of broken white across
litter, I would never have
imagined the slow passion
to that deliberate progress.


 

 

7 de junio de 2024

Otro juego

Venga, vamos a procrastinar otro poco.

 

9 de abril de 2024

La higuera

de principio un día

de verano

de verano un día la tierra húmeda
que reblandece el corazón

yo en una manta
en la tierra

que era como una mano

apenas niña
espantada ya de su cuerpo que no deja de crecer

zumban todos los insectos alrededor de la niña
gozosamente lectora embriagada
de higos y tierra
de vida que comienza 

de verano un día

5 de marzo de 2024

Duelo

El frío me penetraba lentamente y reblandecía mis huesos, así que salía al césped a tirarme al sol con Abades. Salía del olor de la piedra al olor de la tierra. Salía y me tiraba al suelo con este libro que creía haber cogido al azar de la librería y otro que también creí coger al azar, pero que tan perfecta compañía hacía al primero que no, no pudo ser azar. Un librito sobre pintura romántica de Acantilado, de Rafael Argullol. Los leí a la vez. Salía al pequeño prado junto a la basílica y leía mientras el sol lamía lentamente mis huesos de espuma, y me expandía un poco. A veces había niños que se me lanzaban encima y me cabalgaban llorando. Otras turnaba a mi marido en la oscuridad de piedra para que él viera el sol. Se protegía los ojos al salir, como un vampiro. Vendimos muy poco. Cuando yo estaba erguida los que pasaban no se atrevían a mirarme porque espantaba. Pero me tendía sobre la tierra no del todo seca, sobre su exhalación. Me tendía sin tiempo. Abades es medieval, romántica, postmoderna, y su belleza deja los ojos en blanco. El mar estaba cerca y había un sol que no quemaba. Mis huesos, como el monte Saint-Michel en que levanta su abadía Éble en el libro, estaban hechos de agua y arena, y mi alma era de aire y fuego blanco. Todo lo había llevado la riada y los elementos se habían fundido en un caos claro y no se separaban. Como el paisaje sin forma que contempla el monje de Friedrich de la portada de no sé qué edición de Abades, así nos deshacíamos y fundíamos yo y el mundo, dulcemente podridos, blandos, amantes. Y cuando vuelvo a tomar como hoy el libro y lo empiezo me fundo otra vez y me deshago, dulcemente podrida, blanda, amante.

1 de marzo de 2024

Morir en paz

Habló así recientemente a uno de ellos; lo sabemos por la enfermera principal, que estaba allí y ayudó a sostener al agonizante. Era uno de esos que para terminar provocan una escena espantosa y no quieren morir de ninguna manera. Entonces Behrens lo llamó al orden: “¡Haga el favor de comportarse!”, Dijo, y el enfermo se calmó al instante y murió completamente en paz.


La montaña mágica, Thomas Mann

30 de enero de 2024

Para escribir es imprescindible que hayan arraigado en la conciencia las grandes verdades fundamentales, y que la obra se oriente hacia una o hacia todas. Los que no saben hablar del orgullo, del honor, del dolor, son escritores sin trascendencia y su obra morirá con ellos o antes que ellos. Goethe y Shakespeare han resistido a todo porque creían en el corazón humano. Balzac y Flaubert también. Son eternos.

William Faulkner

¡Recomienda este blog!