14 de septiembre de 2019

Dulce sueño

Y así como el que vive en remoto campo y no tiene vecinos esconde un tizón en la negra ceniza para conservar el fuego y no tener que ir a encenderlo a otra parte, de esta suerte se cubrió Odiseo con la hojarasca. Y Atenea infundióle en los ojos dulce sueño y le cerró los párpados para que cuanto antes se librara del penoso cansancio.
Odisea, V
Este magnífico cansancio del divinal Odiseo lo he sentido yo, tu sierva, Atenea, tras semejante tempestad. Y así como él se entierra para mantener vivo el rescoldo, me he hundido yo, aún ardiendo en la dulce oscuridad.

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