19 de noviembre de 2019

La psiquis es muy curiosa


La psiquis es muy curiosa. Esta mañana llegamos a casa muy tarde (es decir, muy temprano), después de una boda. Desperté y unos minutos después volví a quedarme dormido. Soñé algo. Había una reunión en casa, mi hija Lucía estaba riéndose mucho con un vídeo que había preparado por el cumpleaños (o algo así) de Santiago, mi hijo; estaban compañeros de curso de ambos y muchos otros invitados. Yo -no sé por qué- debía llamar al móvil de mi hija para contarle que había dejado una bolsa con chocolates sobre mi cama y que uno se había derretido. Yo lo sabía porque había estado ahí en razón de que un niñito de unos dos o tres años estaba intranquilo y yo quise calmarlo dándole a comer un chocolate. Bajé con él de la mano desde el segundo piso y vi que su madre estaba con el sobretodo puesto, mirando por la ventana que el tiempo estaba empezando a ponerse malo y que posiblemente llovería. Cuando ella dio la cara, no que eras tú y te sorprendiste al ver a tu pequeño de mi mano: él tenía el chocolate en la mano y todo él con manchas de chocolate. «¡Niño! ¡Pero mira cómo te pusiste...!», le dijiste y él (los rulos rubios iguales a los de la fotografía que alguna vez de él posteaste) me miró muy confundido y con ganas de llorar. Hice lo que me correspondía (el sobretodo era de color camello). Lo tomé en brazos y le pregunté: «¿Quieres andar por las paredes como Spiderman?». El me regaló la sonrisa más bonita del mundo y (la cara más llena de chocolate), asintió, riéndose. Entonces lo hice gatear por sobre estantes y aparadores cantándole la música del antiguo programa de dibujos de Spiderman y él reía y reía, jojojó, jojojó. Levanté la vista y note que estabas más tranquila, la inquietud se te había ido del rostro...

Tal el sueño y te lo cuento tal como lo recuerdo. Perdóname la impertinencia de incluiros así, tan inopinadamente, en una fantasía...

Sólo sé que os vi felices.

Dios la bendiga siempre Estefanía.

***

Carlos B. G.: Gracias.

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