15 de febrero de 2020

Una misma savia

Resulta que una misma savia resurge cada primavera. Son los árboles y las flores.

Resulta que nadie que goza es viejo. Son los fantasmas y los abrazos. A veces resulta que un jugo que nunca se secó fluidifica sin pausa el tono de una frase como la mácula de sangre persiste en impregnar la llave de Barbazul. El goce deja huellas. Deja zapatos de cristal, anillos muy estrechos que no le andan a ninguna criatura de este mundo. Hay que recoger sin descanso pruebas que se parte a extraer en el subsuelo de la tierra y la sombra de la historia. Es el baldío encantado.

Sobre lo anterior, Pascal Quignard

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