23 de enero de 2021

Muchos hermanos

En una cueva, ante unas pinturas (cierva, bisontes, caballo rojos; dedos rojos), alguien pregunta a la guía prehistoriadora si se puede deducir la altura de quienes las pintaron y ella responde que no. Que se sabe por los restos hallados que su talla era la de hoy día. A una observación sobre las armaduras medievales responde que podría haber indicios de una talla más alta tras la glaciación y que podría luego haber disminuido por otros factores. 

Sea como sea. 

No hemos sobrepasado la máxima esperanza de vida de los primeros hombres. Una persona podía vivir lo mismo en condiciones idóneas antes que ahora. Lo leí no sé dónde. Y medía lo mismo. Sé, tras leer aunque sea un poco a Platón que, como dijo aquél cuyo nombre he olvidado, no existe el progreso humano. Existe el progreso social, unido al científico y tecnológico, que ha permitido que aumente increíblemente la esperanza media de vida, que muchísima más gente lea y escriba y tenga mentes acostumbradas a operaciones complejas. 

Pero un individuo es igual ahora y siempre. La misma potencia. Me da mucha paz pensar eso. Tengo muchos hermanos. 



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