14 de febrero de 2023

La regla del amor

La gente se ríe de mí a veces por la calle. Ayer una señora se puso en cuclillas y me dio la mano. ¿Qué tal está usted?, me dijo agitando mucho la mano como un muñeco de cuerda y sonriendo con dientes desiguales. Yo me quedé callada, aturdida de humillación. Sin embargo, es San Valentín y él no consigue confiar en mí. No es capaz de creer que lo quiero. Como si yo fuera demasiado grande, demasiado inasible.

Durante años le he hablado pensando que me entendía, y ahora veo que no sabe leer en mí. Que tiene uno o dos parámetros para evaluar el amor, como tiene uno o dos parámetros para evaluar casi todo. Y no son esos mi especialidad. Todos mis demás signos pasan sin ser vistos. Mi preocupación, mi sonrisa. Todo lo que comparto con él. No lo aprecia. Él decidió que tendría Una Regla del Amor.

La regla del amor mide lo que doy a otros y no de lo que le doy a él. La regla con la que pega palmetazos encima de la mesa mide las miradas que dedico a otros. Él ni siquiera las ve, pero las imagina. Con su regla mide mi amor. Su regla con medidas demasiado groseras e inflexibles. Cuando se miden las cosas con las reglas inadecuadas se dejan de percibir datos fundamentales. Mi amor ha de ser filtrado con seda es tanta la variedad y finura de sus signos. Cada gesto es tan pequeño y magnífico como yo misma.

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