29 de enero de 2016

El cielo cae

El cielo cae sobre todos los extremos del mundo.


El diálogo del mundo y lo que guardo entre mis cejas.


Bastan el aire y la luz para embriagarme.


Cabeza delicada
En enero.
Cielo cubierto.


Creía que había un secreto en las telas
Cuando me embebía en la calma de las madres.


Tenía doce años la primera vez que vi el llano. No podía creer que no fuera el mar.


Cuando acabó la segunda guerra mundial era una niña. Puse la frente contra la pared y dije: "Ha acabado la segunda guerra mundial".


Antes apretaba los puños por haber olvidado. Ahora río
Al redescubrir
Mi redescubrimiento.


Se ha levantado un viento caliente
Los árboles lo aclaman.


En pleno invierno
Agua tibia y clara en este estanque.


La sangre calma como río en llanura.


Rompe la mar en el bajío
La mar de fondo que viene de Islandia.


Toma este animal intacto de la mañana
Es tuyo.


Todo se llena de pájaros y espuma
Y un silencio casi perfecto.


Y si la vida fuera para siempre
Este constante desfallecer.


Qué maravillas no habría dentro
De aquel cráneo perfecto.
Pequeño mundo.


Sé tú el hombre que desearías que tu hijo fuera. Ámate así.


Epatar al burgués para cortejar a la clac.


Si tiene nombre, ya no preocupa tanto.


​Sólo hay una muerte. El número es estadística.


La violencia no es dolor
hasta que pasa.
Luego, es el corazón
un bosque arrasado.


El poeta nunca mira solo. Y tú, menos.


El final no existe. Lo pone el autor.


No decidimos qué toman de nosotros los que amamos.


Todo lo que digo aquí es rigurosamente cierto: lo de la lluvia, lo del pájaro, lo del calor, lo de la tierra.

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