Como muchos antes que yo, creo en las coincidencias y a veces también en el don de clarividencia de los novelistas (la palabra «don» no es exacta porque sugiere una especie de superioridad; no, eso forma parte del oficio: el esfuerzo de imaginación imprescindible en la profesión, la necesidad de fijar la atención en los pequeños detalles —y eso de manera obsesiva— para no perder el hilo y dejarse llevar por la pereza, toda esa tensión, esa gimnasia cerebral pueden sin duda provocar a la larga fugaces intuiciones «concernientes a sucesos pasados y futuros», como dice el diccionario Larousse en la entrada «Clarividencia».
Patrick Modiano en Dora Bruder